Proverbios 4:23 nos propone un desafío que necesitamos aceptar: “Por sobre todas las cosas guarda tu corazón porque de él mana la vida”. Al aceptarlo veremos a Dios moverse en formas aún más milagrosas en nuestras vidas. Otra traducción de este verso dice: “vigila y sé atento a tu corazón porque todo lo que haces fluye de él”.
Por siglos la gente ha protegido con mucho celo las cosas más valiosas en su vida como nuestros recursos financieros, nuestros autos, nuestras familias o las fronteras de nuestra nación. Esto es algo que hacemos en lo natural, pero también Dios quiere que protejamos nuestros corazones con diligencia a través de Su Palabra para que de ese modo podamos combatir los ataques constantes del enemigo. Sabemos que algo es muy valioso por la forma en que lo protegemos. De la misma manera, debemos cuidar el tesoro que ha sido puesto en nuestros corazones: La presencia de Dios y Su Palabra.
Muchas veces descuidamos las cosas más importantes en nuestra vida y nuestro corazón es una de ellas. ¿Qué estamos permitiendo entrar a nuestros corazones? ¿Temor, preocupación, ofensa u orgullo? No podemos controlar las cosas que nos pasan en la vida, pero si podemos controlar lo que dejamos entrar a nuestros corazones. Cuando cuidamos lo que permitimos entrar, veremos cuán beneficiosos son los resultados y los frutos. Gálatas 5 nos habla del fruto del Espíritu, los cuales deben estar en nuestros corazones.
Guardar nuestros corazones no significa que seremos perfectos, pero es importante montar guardia sobre lo que estamos permitiendo entrar en ellos. Estaremos asombrados al ver los resultados de hacerlo regularmente. A veces pensamos que esto es fácil de decir para el predicador porque no está en nuestro lugar, pero en realidad cuando guardamos nuestro corazón estamos permitiendo que el Dios Todopoderoso obre en nuestras vidas y pelee nuestras batallas. Cuando guardamos nuestros corazones, estamos haciendo que los frutos del Espíritu echen raíces en nuestros corazones. Nuestro corazón es tan vital porque es el lugar en donde creemos, es en donde nuestra fe reside y si lo guardamos, nuestra fe estará protegida. Romanos 10:10 dice que con el corazón creemos, éste revela en que creemos. El enemigo quiere corromper nuestros corazones para poder desviar nuestro rumbo. Vemos como Sansón fue llamado a ser un líder del pueblo de Israel. Dios le dijo que nunca revele los secretos de su corazón, lo que Dios le había hablado. Pero sabemos que él entregó su corazón a una mala mujer. Sólo usted mismo puede guardar su corazón, nadie puede hacerlo por usted.
Por: Pastor Caleb Wehrli
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